Cualquier reacción a la propuesta de Trump para Gaza se queda corta. Es imposible reaccionar de una manera seria, coherente, sensata, a unos planes que son disparatados, que no entran, no ya en el derecho internacional, sino en una cosa que se llama cabeza humana. Es como si quisiéramos reaccionar a un chiste malo, a un pasaje de una novela, a esos memes que comienzan con aquello de sujétame el cubata. Ni te molestas.
Pero lo cierto de esta historia, que no es ficción, es que hay que reaccionar, porque no ha pasado ni un día y ya hay un Ejército que, sin tregua, después de masacrar la Franja y la población palestina, sin un lugar casi al que regresar, está dando forma a la barbaridad –limpieza étnica, lo ha denominado directamente la ONU– propuesta por el presidente norteamericano tras su reunión con el primer jefe de Estado que pisa la Casa Blanca tras su segunda victoria, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
Ha hablado la ONU, ha hablado China, ha hablado España, y Australia, y Turquía y Egipto y Chile y Jordania y Alemania y Reino Unido… En fin, ha hablado buena parte de la comunidad internacional, que coincide en su mayoría en que el plan es inconcebible. Pero en esa lista no está, como ente –ni como nada–, la Unión Europea.
Este miércoles, El País recogía unas declaraciones de un portavoz comunitario: “Tomamos nota de los comentarios del presidente Trump”. Y como casi el que tira de argumentario, continuaba: “La UE permanece comprometida firmemente con la solución de los dos Estados, que creemos que es la única vía para una paz a largo plazo para ambos, israelíes y palestinos. Gaza es parte integral para el futuro Estado palestino”.
Pero no, no ha habido todavía –ni para bien ni para mal– un Úrsula von der Layen dos puntos. ¿Es esta la reacción de la UE a la propuesta de una limpieza étnica en Gaza? ¿De verdad?
