El presidente de EEUU, Donald Trump, ordenó el despliegue de 1.500 soldados adicionales y helicópteros en la frontera sur de Estados Unidos con México, marcando una escalada significativa en su agresiva política antimigratoria.
Este movimiento, anunciado por el Pentágono el miércoles, representa un aumento del 60% en las fuerzas terrestres en servicio activo desde que Trump asumió el cargo el lunes.
El despliegue militar incluye no solo tropas terrestres, sino también helicópteros con sus respectivas tripulaciones y analistas de inteligencia, cuya misión será «apoyar los esfuerzos de detección y monitoreo» en la frontera. Esta acción se suma a los aproximadamente 2.500 efectivos de la Guardia Nacional y la Reserva ya presentes en la zona, reportó RT.
Deportaciones masivas y construcción de barreras
Además del despliegue militar, el Pentágono anunció que proporcionará transporte aéreo para deportar a más de 5.000 migrantes detenidos en los sectores de San Diego y El Paso.
Esta medida, junto con la construcción de barreras físicas temporales y permanentes, refleja la determinación de la administración Trump de endurecer aún más su postura contra la inmigración.
Preocupaciones sobre derechos humanos
La militarización de la frontera y la retórica agresiva de Trump han generado profunda preocupación entre organizaciones de derechos humanos y defensores de los migrantes.
La orden ejecutiva firmada por Trump, que declara una «emergencia nacional» en la frontera, ha sido criticada por su lenguaje alarmista y potencialmente peligroso, al referirse a la situación como una «invasión».