Extracto del Artículo publicado por The New York Times
El Tren de Aragua no está invadiendo Estados Unidos. Aunque la organización de investigación InSight Crime, que ha seguido a la banda durante años, ha descubierto que tiene una presencia limitada en Estados Unidos, los investigadores no han visto evidencia de que esta tenga células organizadas en el país que cooperen entre sí, y mucho menos que reciban instrucciones del extranjero. Las exageradas afirmaciones del gobierno y la consiguiente preocupación pública por las actividades del grupo en Estados Unidos equivalen a un clásico pánico moral, en el que un conjunto de delitos son citados por los políticos como prueba de una amenaza urgente para la sociedad.
Sin duda, el Tren de Aragua es una banda peligrosa, responsable de crímenes horrendos en Venezuela y en otros lugares de Sudamérica. Durante décadas, nosotros hemos estudiado la violencia en Venezuela precisamente porque comprendemos su capacidad para destruir vidas, familias y barrios. Pero para crear un mundo más seguro es fundamental conocer bien los hechos, las causas y las soluciones. Hasta ahora, muchos políticos, policías y periodistas estadounidenses no lo han hecho, y en su lugar han perpetuado conceptos e ideas erróneas importantes sobre el Tren de Aragua.
El mayor error se refiere a la capacidad organizativa del grupo. El Tren de Aragua ha sido designado recientemente como una organización terrorista por Estados Unidos, junto a grupos mucho más consolidados como la Mara Salvatrucha de El Salvador y los cárteles de México. Calificar de terroristas a los grupos criminales es siempre una exageración porque no suelen tener como objetivo cambiar la política gubernamental.
Pero este es especialmente el caso del Tren de Aragua. En comparación con esas otras organizaciones, se trata de una relativamente joven, con una capacidad relativamente limitada y sin aspiraciones políticas históricas. De hecho, desde que las fuerzas del orden venezolanas hicieron una redada en 2023 a la prisión que el Tren de Aragua controlaba y tenía como su sede, la banda ha estado cada vez más dispersa, sin una organización centralizada y sin declaraciones de objetivos políticos.
El Tren de Aragua surgió en el centro penitenciario de la localidad de Tocorón hacia 2014. Su expansión en Sudamérica está estrechamente vinculada a la migración masiva de personas venezolanas que se aceleró poco después. Sus operaciones delictivas no tienen que ver principalmente con el tráfico internacional de drogas o las extorsiones transnacionales, sino con el tráfico de migrantes y la explotación sexual de personas migrantes venezolanas en Colombia, Chile y Perú. Ninguna de las principales actividades económicas del grupo sugiere una expansión significativa fuera de Sudamérica.
Aunque los funcionarios del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por su sigla en inglés) no han revelado mucha información sobre cómo identificaron a los hombres deportados el mes pasado, ahora sabemos que los funcionarios de ICE utilizan un sistema para ayudar a determinar si alguien es miembro del Tren de Aragua, que incluye símbolos y logos, como tatuajes.
La designación de los tatuajes como identificador de la banda se deriva presumiblemente de la práctica de las bandas centroamericanas de indicar la pertenencia al grupo delictivo mediante tatuajes, pero nuestra investigación sugiere que el Tren de Aragua, y las bandas venezolanas en general, no tienen una tradición o historia en este sentido.
Muchos jóvenes venezolanos, como los jóvenes de todo el mundo, toman prestado de la cultura global los símbolos icónicos con los que se tatúan. Esto no significa que pertenezcan a una banda.
El crimen organizado es mucho menos portátil de lo que la gente suele pensar. Normalmente implica el control de mercados ilícitos, que a su vez depende de las relaciones con la población y los funcionarios locales. Estas redes no son fácilmente transferibles y limitan la movilidad. Esta es una de las razones por las que muchos grupos delictivos llevan la geografía en su nombre: Sinaloa, Medellín, Cali y, por supuesto, Aragua, un estado agrícola en el centro-norte de Venezuela, y sede de la prisión de Tocorón, donde se originó el Tren de Aragua. Estos nombres describen su base de operaciones y el lugar donde dominan.
El gobierno de Trump ha sugerido que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, envió a miembros del Tren de Aragua y otras bandas venezolanas a Estados Unidos para desestabilizar el país. Pero en febrero, las agencias de inteligencia estadounidenses habrían difundido internamente conclusiones según las cuales el Tren de Aragua no está controlado por el gobierno de Maduro y los miembros de la banda que se encuentran en Estados Unidos no han sido enviados por él.
Casi al finalizar esta publicación, puede leerse también: «Sean cuales sean las políticas que apliquen, los funcionarios de migración deben respetar el Estado de derecho y los derechos humanos», algo que no ocurre a juzgar por la evidencia y el estado de salud de más de mil migrantes secuestrados por EEUU y enviados a la cárcel de Bukele.
Por esto, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro expresó que esos migrantes fueron «enviados a los campos de concentración de la dictadura de Nayib Bukele en El Salvador», donde, señaló, «no han permitido que sus abogados los visiten».
«Ya tienen allá casi tres semanas secuestrados y no ha habido posibilidad de que un cura católico los visite, (…) son delitos graves de lesa humanidad que está cometiendo el Gobierno de El Salvador», sostuvo.
El presidente venezolano expresó que se trata de una «injusticia» al tiempo que rechazó las acusaciones de EEUU de que pertenezcan supuestamente al Tren de Aragua, organización delictiva señalada como terrorista por Washington.
«¿Dónde están las pruebas? ¿Dónde está el juicio? ¿Dónde los enjuiciaron, dónde? No hay pruebas (…) ¿Qué juez ordenó la deportación, qué juez ordenó, de acuerdo a la ley de Estados Unidos y al derecho internacional, qué juez ordenó que este grupo de muchachos secuestrados, migrantes, trabajadores, fueran depositados en una cárcel, un campo de concentración?», indicó el mandatario.