«Como los ven que son chicos de barrio, de escasos recursos, hacen lo que les da la gana. Esto es discriminación a la raza afroecuatoriana».
La cita corresponde a Luis Arroyo, padre de dos de los cuatro adolescentes secuestrados y asesinados por 16 militares el 8 de diciembre de 2024.
Ismael y Josué Arroyo, de 15 y 14 años, junto a Nehemías Arboleda, de 15 años, y Steven Medina, de 11, fueron secuestrados mientras jugaban fútbol en el barrio Las Malvinas, en Guayaquil, capital económica y con mayor población de Ecuador.
Como registraron cámaras de videovigilancia, los niños fueron perseguidos por los militares y subidos a una camioneta la noche del 8 de diciembre. Fueron trasladados a una base militar en Taura, a 46 kilómetros de Guayaquil.
Las autoridades todavía están en investigaciones, pero, de acuerdo a un reporte de El País, un testigo fue clave para la reconstrucción de los hechos: luego de su traslado a Taura, los niños fueron golpeados, desnudados y liberados.
Un hombre al que llaman “el samaritano” los recibió en su casa y desde ahí, uno de ellos, Ismael, pudo llamar a su papá. «Papi, ven, sálvame”, le dijo.
Luego de la llamada, dos hombres llegaron encapuchados y se llevaron a los niños, que luego fueron asesinados y calcinados. Sus cuerpos fueron identificados el 31 de diciembre de 2024
¿Qué es el “conflicto armado interno”?
Este hecho ocurre en el contexto del “conflicto armado interno” decretado por el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, el 9 de enero de 2024, para nombrar su supuesta lucha contra el narcotráfico y que a su vez justifica la instalación y reinstalación de bases militares norteamericanas en territorio ecuatoriano.
Organizaciones de derechos humanos reportaron ocho casos de desaparición forzada, 15 denuncias por ejecuciones extrajudiciales, 83 por tortura, y 223 por abusos en el uso de la fuerza, luego de decretarse el “conflicto armado interno”, que en lo operativo promueve el asesinato de cualquier supuesto delincuente, de ahí que el ministro de Defensa de Ecuador, el empresario Gian Carlo Loffredo, vinculara la desaparición de los adolescentes a grupos delincuenciales y al supuesto robo de una mujer, cuestión que luego fue desmentida.
«Eran niños, eran estudiantes, no delincuentes», reiteró en declaraciones a BBC Rony Medina, padre del niño de 11 años asesinado.
Entretanto, durante el velorio de los cuatro, un grupo de músicos cantaba: “El pueblo afrodescendiente está con mucho dolor, han matado a sus niños”.