La industria petrolera estadounidense se nutre de un delicado equilibrio de precios y una fuerte caída del valor del barril podría socavar a las empresas nacionales, provocando despidos y reduciendo las inversiones, resultados que contrarrestan cualquier ganancia a corto plazo, sostiene el experto.
Alshammeri indicó que forzar la bajada de los precios del barril podría, en efecto, estimular el gasto de los consumidores, reducir las presiones inflacionistas y mejorar la competitividad industrial en EEUU, pero también conlleva un riesgo sustancial para su propia economía.
La aparente creencia de Trump de que «usar la bajada de los precios del petróleo podría presionar económicamente a Rusia para que reconsidere su política exterior» tiene un fallo importante, y es que estos precios afectarían a todos los jugadores del mercado global, no solo a Rusia, recalcó el analista.