De acuerdo a una investigación de The New York Times, la implicación de Estados Unidos en la guerra de Ucrania fue mucho más profunda de lo que se creía. En el transcurso del conflicto, Washington brindó inteligencia, estrategia, planificación y tecnología con el objetivo de posicionar la balanza del conflicto en favor de Kiev.
El medio estadounidense, detalla que esta asociación secreta guió la estrategia en el terreno, a la vez que canalizó información precisa sobre objetivos rusos a soldados ucranianos.
Operación Task Force Dragon
El artículo revela que desde la base estadounidense de Wiesbaden, en Alemania, se le proporcionó a Kiev, las coordenadas de las fuerzas rusas en su territorio.
Esta operación fue denominada por EE.UU., como Task Force Dragon o Destacamento Especial Dragón en español. «Los oficiales militares estadounidenses y ucranianos fijaban los objetivos rusos a través de imágenes por satélite, emisiones de radio y comunicaciones interceptadas», señaló el medio.
En el año 2022, el gobierno de Joe Biden envió sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad o HIMARS, que utilizan sistemas guiados por satélite para atacar a una distancia de de hasta 80 kilómetros.
NYT detalla que mediante dicha operación, los oficiales estadounidenses supervisaron casi todos los ataques con HIMARS contra fuerzas rusas.
Provocaciones de Biden
En el desarrollo de los acontecimientos del conflicto en Ucrania, el anterior inquilino de la Casa Blanca, fue tomando una actitud cada vez más provocadora en su apoyo a Vladímir Zelensky.
En este sentido «Estados Unidos fue ampliando su equipo de expertos en la materia«, hasta que finalmente se permitió a este personal militar desplazarse a «los puestos de mando más cercanos a los combates».
El ejército de EE.UU. y la CIA en Ucrania
A través de la llamada Operación Granizo Lunar, los militares estadounidenses y ucranianos, planearon conjuntamente en Wiesbaden, una campaña de ataques con misiles contra unos 100 objetivos rusos en Crimea.
Después de que Corea del Norte enviara soldados para ayudar a Moscú en las operaciones militares de Kursk, se le permitió al ejército estadounidense posibilitar ataques con misiles en una zona del sur de Rusia.
Esta investigación también destaca que la CIA apoyó «encubiertamente» a drones ucranianos a atacar buques de guerra rusos en el puerto de Sebastopol.