
En las últimas semanas, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha adoptado una postura ambigua en la política exterior, intentando equilibrar las relaciones entre la Unión Europea (UE) y la administración del presidente estadounidense, Donald Trump.
Mientras los líderes europeos han mostrado apoyo a Ucrania tras la disputa entre Trump y Volodímir Zelenski, Meloni ha evitado pronunciarse y posteriormente ha elogiado a figuras afines a Trump.
Por su parte, Elon Musk, el empresario y magnate tecnológico ha expresado admiración por Meloni, calificándola de «genio precioso». Esta relación destaca la conexión de Meloni con figuras influyentes más allá del ámbito político tradicional.
Esta estrategia busca posicionarse como un puente entre ambas partes, aunque enfrenta desafíos internos y económicos.
En el ámbito de la defensa, Italia ha respaldado la iniciativa de la UE para desplegar un «gran paraguas de seguridad y defensa» frente a la amenaza rusa. Durante una cumbre extraordinaria en Bruselas, los 27 Estados miembros aprobaron un plan de rearme que permitirá incurrir en deudas sin penalización para financiar el gasto en defensa y emitirá
En 2023 la mandataria afirmaba «hemos estado con Ucrania desde el principio y lo estaremos hasta el final» deuda común respaldada por el presupuesto comunitario para adquirir material militar. Este plan pretende movilizar hasta 800.000 millones de euros en los próximos cuatro años, marcando una transición hacia una Unión Europea de defensa más robusta.
En relación con el conflicto en Ucrania, Meloni ha propuesto extender el paraguas de defensa de la OTAN a Ucrania, en lugar de ofrecer una membresía completa o desplegar tropas de paz. Esta propuesta busca proporcionar garantías de seguridad a Ucrania sin provocar una escalada del conflicto. Kiev ha solicitado más detalles sobre esta propuesta, buscando claridad sobre su alcance y aplicación.
La posición de Meloni ha sido objeto de debate interno en Italia. Mientras algunos miembros de su coalición apoyan una postura más firme, otros abogan por una aproximación más cautelosa. Además, la opinión pública italiana muestra preocupación por una posible carrera armamentista derivada del conflicto en Ucrania, lo que añade complejidad a la estrategia de Meloni.