Para conocer su origen hay que volver atrás en el tiempo. Concretamente, a tiempos de la Inquisición, allá por el siglo XV. Los condenados por esta institución, fundada por los Reyes Católicos, eran obligados a llevar un capirote y una túnica de tela, llamada sambenito, que les identificara durante los «autos de fe».
Aunque en teoría, los autos servían para reincorporar a los herejes a la iglesia católica, lo cierto es que en la gran mayoría de las ocasiones se utilizaban para señalar socialmente a los acusados, que muchas veces terminaban condenados a la hoguera.
Una vez ajusticiados, los sambenitos y los capirotes se llevaban a la iglesia parroquial, donde eran colgados en las naves con los nombres de los condenados, mientras que las familias debían cargar con la culpa durante generaciones. De hecho, de ahí viene la expresión ‘colgarle el sambenito a alguien’.
Con el paso del tiempo, las cofradías lo adoptaron. ¿Y sabes qué hicieron? Le dieron un sentido nuevo: El penitente ya no se humillaba por castigo, sino por amor. ¡Era una penitencia voluntaria!
Por eso tapa el rostro. Porque el penitente no quiere ser visto. No desfila para lucirse ni para que lo aplaudan. Su conversión es íntima, silenciosa… ¡sólo Dios la ve! (Mt 6,6: “Tu Padre, que ve en lo secreto…”)
La forma puntiaguda del capirote no es casualidad. Apunta al cielo Es un gesto silencioso que dice: “Señor, me duele el pecado… pero quiero elevarme hacia Ti” ¡Es un signo de esperanza!
El salto a las celebraciones de Semana Santa
Conocido el origen del capirote como elemento de señalamiento de la Inquisición, lo cierto es que hoy en día es un símbolo reconocible de los nazarenos, en países como España. Sin embargo, cómo fue el cambio de un contexto a otro se desconoce.

En pleno siglo XV, la penitencia conllevaba flagelación, por lo que los procesionarios se azotaban con cuerdas y cadenas en un espectáculo que era muy sangriento. Los penitentes, anónimos, se cubrían la cara con un antifaz y vestían una túnica blanca.
La primera hermandad que adoptó el capirote, en el siglo XVI, fue la Hermandad de la Hiniesta, de Sevilla, que distinguió entre dos tipos de hermanos: el de sangre, que se flagelaba y llevaba el antifaz caído hacia atrás y el de luz, que llevaba el capirote. La costumbre se fue extendiendo y ya en el siglo XVII la mayoría de cofradías usaban este elemento icónico. Y el resto ya es historia.
Relación del Ku Klux Klan con el capirote
El Ku Klux Klan (KKK), fundado el 24 de diciembre de 1865 casi como un divertimento por seis jóvenes que habían combatido en las filas confederadas durante la guerra civil estadounidense 1861-1865, se convirtió enseguida en una violenta máquina racista de aterrorizar y matar, primero a afrodescendientes y después a personas judías, católicas, homosexuales, sindicalistas, comunistas, blancas que defendían los derechos de las personas negras y cualquiera que no encajara en su ideología de supremacismo blanco protestante.

El capirote que usan los representes del Ku Klux Klan, no tiene nada que ver con los que usan las cofradías durante las procesiones del nazareno en Semana Santa.
El Ku Klux Klan adoptó este tipo de indumentaria a partir del siglo XX con fines racistas y violentos, que persiguió y sigue persiguiendo, (aunque ahora con menor fuerza), a la población étnicas en Estados Unidos.
“El capirote puede imponer y dar miedo, pero da mucho más miedo la ignorancia” David Botello – Historiador