
En los últimos días, Siria ha sido escenario de una escalada de violencia sin precedentes que ha dejado más de 1.300 muertos, en su mayoría civiles, en las provincias costeras de Latakia y Tartús.
Los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad del nuevo gobierno interino y grupos leales al derrocado presidente Bashar al-Assad han desencadenado una serie de atrocidades que han conmocionado a la comunidad internacional.
El gobierno islamista interino de Siria, ha condenado enérgicamente las masacres perpetradas durante estos enfrentamientos y ha prometido que los responsables serán llevados ante la justicia. En una declaración reciente, al-Sharaa enfatizó la importancia de proteger a la población civil y aseguró que no habrá impunidad para quienes hayan cometido crímenes contra el pueblo sirio.
Los enfrentamientos se intensificaron tras un ataque sorpresa de milicianos alauitas leales a Assad contra una patrulla policial en Latakia, lo que provocó una respuesta militar del gobierno interino. Las operaciones resultantes han sido objeto de denuncias por parte de organizaciones de derechos humanos, que acusan a las fuerzas gubernamentales de llevar a cabo ejecuciones sumarias y ataques indiscriminados contra civiles, incluidos niños.

La comunidad internacional ha reaccionado con consternación ante los informes de masacres y violaciones de derechos humanos. Naciones Unidas y varios países occidentales han condenado la violencia y han instado al gobierno interino a garantizar la protección de los civiles y a llevar a cabo investigaciones exhaustivas sobre los abusos cometidos.
Ha ordenado la formación de un comité independiente para investigar las denuncias de abusos y ha prometido que los culpables serán procesados conforme a la ley. Además, ha hecho un llamado a la unidad nacional y al cese de la violencia sectaria, subrayando la necesidad de construir un futuro de paz y reconciliación para Siria.
Mientras tanto, miles de personas han huido de las zonas afectadas buscando refugio en regiones más seguras o en países vecinos como Líbano. La ONU ha reportado un aumento significativo en la llegada de refugiados y ha solicitado ayuda internacional para atender la crisis humanitaria que se está gestando.