Por cuarta vez en tres meses, el Kremlin es escenario de un encuentro entre Vladímir Putin y Steve Witkoff, en un intento por destrabar las conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania.
Vladímir Putin, se reunió este viernes en el Kremlin con Steve Witkoff, enviado especial del mandatario estadounidense Donald Trump, en lo que representa el cuarto encuentro entre ambos en apenas tres meses. La cita refuerza el acelerado acercamiento entre Moscú y Washington impulsado por la nueva administración estadounidense y se produce en un contexto de intensas negociaciones para poner fin al conflicto ucraniano.
Durante la reunión, que tuvo lugar en el salón de recepciones del Kremlin, las partes intercambiaron cordiales apretones de manos. Por el lado ruso también participaron Kiril Dmítriev, representante especial de la Presidencia para inversiones y cooperación económica con países extranjeros, y Yuri Ushakov, asesor presidencial.
El encuentro se enmarca en una serie de gestos diplomáticos tras la llegada de Trump a la Casa Blanca, quien apuesta por reanudar los lazos bilaterales. Desde su investidura, el presidente estadounidense ha hablado en dos ocasiones con Putin y ha promovido negociaciones multilaterales en sedes como Riad y Estambul.
Trump adoptó una postura en relación con Crimea, al afirmar tajantemente en una entrevista con Time publicada este viernes:
«Crimea permanecerá con Rusia». además, atribuyó el origen de la guerra al interés de Kiev por unirse a la OTAN: «Creo que lo que provocó el inicio de la guerra fue cuando empezaron a hablar de entrar en la OTAN», indicó, subrayando que «[el presidente ucraniano Vladímir] Zelenski lo entiende, y todo el mundo entiende que [Crimea] ha estado con ellos [con Rusia] durante mucho tiempo».
Además, Trump insistió en que «la gente habla mayoritariamente ruso en Crimea», recordando que Rusia tenía una presencia militar histórica en la región: «Esto fue entregado por Obama. Esto no fue entregado por Trump», señaló, criticando abiertamente a su antecesor.
El mandatario norteamericano añadió: «Perdieron mucho territorio. Cuando dicen Crimea, eso fue entregado durante un presidente llamado Barack ‘Hussein’ Obama. […] Ahora dicen: ‘Bueno, ¿podemos recuperarla?’ Creo que eso va a ser algo muy difícil de hacer».

La posición de Trump fue recibida con frialdad en Kiev. Zelenski reiteró esta semana que «Ucrania no reconocerá» a Crimea como parte de Rusia y «aquí no hay nada que hablar». Esta afirmación fue duramente cuestionada por Trump, quien declaró que tales palabras «son muy perjudiciales para las negociaciones de paz con Rusia en el sentido de que Crimea se perdió hace años» y «ni siquiera es un punto de discusión».
En paralelo, Trump defendió lo que considera una concesión importante por parte del Kremlin: «Dejar de hacer la guerra, dejar de tomar todo el país es una concesión bastante grande», sostuvo el jueves tras reunirse con el primer ministro noruego en Washington. También expresó su deseo de aplazar sanciones adicionales a Moscú mientras persistan las esperanzas de alcanzar un acuerdo.
En contraste con el optimismo de Washington, Kiev reforzó su retórica y su postura en un dosier confidencial filtrado por The Telegraph. En él, se recalca que cualquier paz debe basarse «en el derecho internacional y no ser una forma de capitulación», y se advierte que no se deben ceder territorios sin «garantías de seguridad». También rechaza que Rusia imponga limitaciones a las Fuerzas Armadas ucranianas o a su base industrial.
Moscú, por su parte, presentó las mismas condiciones que no fueron escuchadas y que dieron inicio al conflicto. La retirada total de tropas ucranianas de Donetsk, Lugansk, Zaporozhie y Jersón, así como el reconocimiento de estos territorios, junto a Crimea y Sebastopol, como parte de la Federación Rusa. Además, exige la neutralidad en relación con el ingreso de Ucrania a la OTAN, desmilitarización y “desnazificación” de Ucrania.
Putin, al referirse al cese al fuego, mantuvo una posición cautelosa pero abierta: «Rusia siempre tiene una actitud positiva hacia el alto el fuego». No obstante, aseguró que durante la tregua de Pascua se registraron “4.900 violaciones del alto el fuego por la parte ucraniana”.
El avance de las negociaciones se perfila como un pulso diplomático de alto riesgo en el que Moscú y Washington juegan cartas decisivas, mientras Kiev resiste cualquier imposición que implique ceder soberanía.
Con nuevos encuentros previstos, los próximos días podrían ser cruciales para determinar si las palabras de Trump sobre un “trato de paz” se concretan o si el conflicto se mantiene estancado.