Un observatorio situado en los Andes chilenos ha registrado algo inusual en la órbita cercana a la Tierra: un asteroide de forma plana, con aspecto de disco de hockey, que podría chocar contra la Luna en los próximos años, según han confirmado los responsables de la investigación.
El objeto no es otro que el asteroide 2024 YR4, que fue detectado por primera vez el 27 de diciembre de 2024 gracias al sistema ATLAS. Aunque al principio generó cierta alarma al superar el 3% de probabilidad de impacto contra la Tierra en 2032, los nuevos datos descartaron esta posibilidad. Aun así, continúa en vigilancia porque existe una posibilidad del 3,8 % de colisión con la Luna.
Una forma geométrica nunca vista en este tipo de cuerpos
Las observaciones realizadas el 7 de febrero de 2025 con el telescopio Gemini Sur, uno de los dos que integran el Observatorio Internacional Gemini, han sido clave para reconstruir el modelo tridimensional de este cuerpo celeste. A través de la técnica de análisis de curvas de luz, los expertos han determinado que 2024 YR4 tiene un diámetro de entre 30 y 65 metros y una estructura extraordinariamente plana.
“Este hallazgo fue totalmente inesperado, ya que la mayoría de los asteroides tienen formas irregulares, como patatas o peonzas”, dijo Bryce Bolin, investigador principal del estudio disponible en arXiv y miembro de Eureka Scientific. La investigación se publicará en breve en la revista The Astrophysical Journal Letters.
Otro de los elementos que ha llamado la atención del equipo científico es su velocidad de rotación. El asteroide completa una vuelta sobre sí mismo cada 20 minutos, una cadencia superior a la habitual en objetos de su tamaño. Además, su dirección de giro es retrógrada, lo que sugiere que pudo ser desviado desde el cinturón principal de asteroides por la influencia gravitatoria de Júpiter.
“Nos ha sorprendido que su origen esté en la zona central del cinturón de asteroides, un lugar que no solíamos considerar como fuente de objetos cercanos a la Tierra”, añadió Bolin. Esta región, situada entre Marte y Júpiter, ha pasado a ser objeto de estudio por su posible papel en el envío de cuerpos menores hacia órbitas próximas a nuestro planeta.
Un posible impacto lunar con potencial científico
Aunque el riesgo de impacto con nuestro satélite natural sigue siendo bajo, los astrónomos han destacado la oportunidad que supondría una colisión controlada. Analizar el cráter que dejaría un cuerpo como este permitiría afinar las estimaciones entre tamaño del objeto y efectos del impacto, una relación que hasta ahora se ha medido de forma indirecta.
“Comprender las propiedades y orígenes de los asteroides cercanos es fundamental para evaluar con rigor los escenarios de riesgo”, señaló Martin Still, director del programa del Observatorio Internacional Gemini en la Fundación Nacional de Ciencias. También ha destacado el papel crucial de los telescopios de seguimiento rápido como el Gemini Sur en la estrategia de defensa planetaria.