La frase del exsecretario de Estado estadounidense Henry Kissinger, ha resurgido en el contexto de las recientes negociaciones entre Estados Unidos y Rusia, que se están llevando a cabo sin la participación activa de Europa y Ucrania. Estas conversaciones, que podrían redefinir el equilibrio geopolítico global, han generado tensiones y reflexiones sobre el papel de Estados Unidos como aliado y su relación con sus socios internacionales.
¿Cuáles podrían ser los motivos detrás de estas negociaciones, sus posibles consecuencias y cómo podrían afectar a Europa, Ucrania y el orden mundial?
Son varias voces en el mundo político y académico los que afirman que, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la relación entre Estados Unidos y Europa ha estado marcada por una dinámica de dependencia. El Plan Marshall, implementado en 1948, fue un esfuerzo estadounidense para reconstruir Europa devastada por la guerra, pero también consolidó la influencia de Washington sobre el continente.
Según el historiador Michael J. Hogan, el Plan Marshall no solo fue un programa de ayuda económica, sino también una herramienta para asegurar la lealtad europea en el contexto de la Guerra Fría.
La dinámica parece repetirse ahora en Europa, que históricamente ha visto a Estados Unidos como un aliado estratégico, se encuentra en una posición de subordinación frente a los intereses nacionales de Washington expresó el analista internacional Oscar Ugarteche.
Las negociaciones actuales entre Estados Unidos y Rusia, que excluyen a Europa, refuerzan esta percepción. Como señaló un analista europeo anónimo citado por The Guardian, «Europa se enfrenta a decisiones difíciles sobre Ucrania mientras EE.UU. sigue su propio camino».
Los motivos detrás de las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia
Las conversaciones entre Washington y Moscú giran en torno a tres objetivos principales para Estados Unidos:
El primero de ellos es poner fin al conflicto ucraniano. Donald Trump ha expresado su deseo de detener el derramamiento de sangre en Ucrania. Sin embargo, ¿este objetivo es puramente humanitario?.
Según un informe, Estados Unidos busca reducir su compromiso financiero y militar en Ucrania, que ha costado 325 mil millones de dólares en ayuda militar y económica y su derrota significaría otros 800 mil millones en reconstrucción de Ucrania fuera de la pérdida de territorios ricos en las llamadas ”tierras raras”.
Aislar a China sería otro de los principales intereses estratégicos de Estados Unidos que busca evitar una alianza aún más sólida entre Rusia y China. El conflicto en Ucrania ha acercado a Moscú y Beijing, lo que representa una amenaza para la hegemonía estadounidense. Según el National Security Strategy de 2022, Estados Unidos considera a China como su principal rival global. Al mejorar las relaciones con Rusia, Washington espera debilitar esta alianza.
La tercera de ellas sería recuperar inversiones y ganancias económicas. Las sanciones impuestas a Rusia han tenido un costo significativo para las empresas estadounidenses. Según datos de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, las compañías estadounidenses perdieron aproximadamente 324,000 millones de dólares en tres años debido a su salida del mercado ruso. Trump busca revertir esta situación, permitiendo que empresas como McDonald’s, Coca-Cola y Visa regresen a Rusia lo que sin duda fue tema obligado en los contactos de Riad entre ambas potencias.
“El Fondo Ruso de Inversión Directa cree que las empresas estadounidenses reanudarán sus operaciones en Rusia a partir del segundo trimestre de 2025” publicó en su portal el diario huffingtonpost.
Europa, que ha seguido de cerca las sanciones contra Rusia, podría ser la gran perdedora en este escenario. Mientras Estados Unidos busca normalizar sus relaciones comerciales con Moscú, Europa sigue dependiendo de las sanciones, lo que ha afectado gravemente su economía. Según un informe de Bloomberg, los precios de la energía en Europa se han disparado debido a la reducción de las importaciones de gas ruso, lo que ha impactado a industrias y hogares.
Además, la posible reintegración de Rusia en el sistema financiero internacional, incluido el uso del sistema SWIFT, beneficiaría a Estados Unidos pero dejaría a Europa en una posición vulnerable. Como señaló el economista Joseph Stiglitz en una columna para Project Syndicate, Europa ha pagado un alto precio por su alineación con las sanciones estadounidenses, mientras que Washington busca ahora su propio beneficio.
Ucrania: Entre la deuda y la pérdida de soberanía
Para Ucrania, las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia representan un dilema existencial. Según fuentes cercanas al gobierno ucraniano citadas por The New York Times, Trump ha exigido a Ucrania el pago de 500,000 millones de dólares en préstamos otorgados durante la administración Biden. Además, se ha sugerido que Estados Unidos podría exigir acceso a los recursos naturales y la infraestructura energética de Ucrania como parte del acuerdo.
El presidente Volodymyr Zelensky ha rechazado estas propuestas, pero su margen de maniobra es limitado. Como señaló el analista político ucraniano Volodymyr Fesenko en una entrevista con BBC News, «Ucrania se encuentra en una posición de debilidad. Si Estados Unidos y Rusia llegan a un acuerdo, Zelensky tendrá pocas opciones más que aceptar».
Las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia podrían marcar un punto de inflexión en las relaciones internacionales. Si se logra un acuerdo, es probable que se levanten algunas sanciones contra Rusia, lo que permitiría a las empresas estadounidenses regresar al mercado ruso. Sin embargo, esto podría profundizar las divisiones entre Estados Unidos y Europa.
Asimismo, el acercamiento entre Washington y Moscú podría tener implicaciones a largo plazo para la OTAN y la seguridad europea. si Estados Unidos sigue priorizando sus intereses nacionales sobre la cohesión de la alianza transatlántica y otros organismos internacionales y la ley que permite a EEUU abandonar la ONU podría significar una prueba de ello..
Las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia reflejan una realidad incómoda: en el escenario internacional, los intereses nacionales prevalecen sobre las alianzas. Para Europa, esto significa un llamado a reevaluar su dependencia de Estados Unidos. Para Ucrania, representa un futuro incierto, marcado por la deuda y la posible pérdida de soberanía.
Tal y como lo expresó Kissinger, “ser amigo de Estados Unidos puede ser fatal. Europa y Ucrania podrían estar aprendiendo esta lección de la manera más dura.