Mientras Europa importa gas natural licuado desde lejanos lugares, con los precios inflados por los seguros, Rusia logra exportaciones récord de gas.
Cuando los países importan energía cara, como en el caso de Europa, los productos manufacturados elevan sus precios al consumidor final, mientras que si se compra energía barata, los productos se hacen más competitivos en el mercado internacional.
Rusia alcanzó niveles récord de venta de gas al gigante asiático a través del gasoducto “Fuerza de Siberia”. En un comunicado la empresa rusa Gazprom en su sitio web, anunció que al cierre de 2024 “los volúmenes de gas entregados a China exceden a sus obligaciones” bajo el contrato firmado con la Corporación Nacional de Petróleo de China.
El contrato original estipulaba el suministro de 38.000 millones de metros cúbicos de gas anuales a China a partir de 2025. Sin embargo, Gazprom anunció que para diciembre de 2024, las entregas alcanzaron este volumen máximo, un mes antes de lo previsto.
Por primera vez supera ligeramente las cantidades que eran entregados al viejo continente, antes de las sanciones al gas ruso. En 2024 Rusia envió 28 billones de metros cúbicos de gas a Europa a través de los gasoductos que pasan por Ucrania y por Turquía, mientras envió 29 billones de metros cúbicos a China, lo cual representa un 40% más que el año 2023.
Con la negativa del líder Ucraniano Zelenski de no renovar el tránsito de gas ruso por suelo ucraniano el pasado 31 de diciembre de 2024, 15 mil millones de metros cúbicos de gas natural destinado a Europa se han visto abruptamente interrumpidos.
Los datos hablan por sí solos
(Fuente Emol)
Proyecciones
Se estima que el gasoducto Fuerza de Siberia que pasa a través de Mongolia sea capaz de enviar hasta 50 mil millones de metros cúbicos a China, con la idea de construir un segundo gasoducto, aunque este último se ha visto obstaculizado por presiones de EEUU tal como ocurriera en su momento, con el proyecto del gasoducto Nord Stream II hacia Alemania.
A pesar de la narrativa, países europeos como España, Bélgica y Hungría continúan comprando gas a Rusia y han manifestado su desconcierto acerca de crear roces con el segundo y tercer proveedor de gas a Europa (Rusia y Qatar) dejando a la vista fisuras en la unión europea cuyos miembros empiezan a defender más sus intereses internos.