El primer mandato presidencial de Donald Trump (2017-2021) es recordado en Venezuela por sus agresiones sistemáticas, principalmente económicas, que dañaron la calidad de vida de los ciudadanos de a pie.
Con su política de “máxima presión” para derrocar el gobierno del presidente Nicolás Maduro, Trump, en su primer periodo, activó una batería de sanciones que causó miles de muertes y agravó la crisis económica que atravesaba el país suramericano, según los datos recogidos en el informe del Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR) de EEUU, elaborado por los economistas estadounidenses Mark Weisbrot y Jeffrey Sachs.
El estudio concluyó que el reconocimiento de Trump de un “gobierno paralelo”, encabezado por el exdiputado Juan Guaidó, quien se autoproclamó como “presidente” en una plaza pública, generó condiciones devastadoras para la economía venezolana y también propició un clima de inestabilidad política que sumergió a la población en un espiral de zozobra cotidiana.
Impacto doloroso
Las sanciones, iniciadas en 2015 con el expresidente Barack Obama, fueron intensificadas por Trump, lo que provocó en Venezuela el desabastecimiento de alimentos, medicamentos e insumos básicos para la población, con lo cual aumentaron las enfermedades y la mortalidad, refiere el informe del CEPR.

En ese contexto, la vida cotidiana se volvió precaria y la sobrevivencia por lo básico pasó a ser el estado natural de la mayoría de la población. Miles de venezolanos con salud vulnerable resultaron afectados: pacientes con VIH que no recibieron tratamiento antirretroviral, diálisis o tratamiento para el cáncer. Según las investigaciones, se cuentan por millones los afectados con diabetes e hipertensión, que no recibieron insulina o medicinas para el tratamiento cardiovascular.
“Todas las opciones en la mesa”
Trump al reconocer a Guaidó en 2019 amenazó también con la posibilidad de una intervención militar en el país. En sus discursos, Trump repetía con insistencia que contra Venezuela contemplaba “todas las opciones sobre la mesa”, dejando claro que estaba acariciando la invasión militar.
Mark Esper, jefe del Pentágono durante el primer mandato de Trump, reveló en su libro “A Sacred Oath: Memoirs of a Defense Secretary During Extraordinary Times” (en español: “Un juramento sagrado: memorias de un secretario de defensa en tiempos extraordinarios”), que insistentemente las conversaciones de Trump y sus operadores en Venezuela giraron acerca de invadir a la nación suramericana.

Esper recuerda que durante una reunión en la Casa Blanca “el grupo de Juan Guaidó pidió insistentemente una invasión militar a Venezuela como la vía más rápida y eficiente para deshacerse del presidente Nicolás Maduro –algo que obsesionaba a Donald Trump–, mientras la cúpula de Seguridad Nacional estadounidense se debatía entre distintas opciones para intervenir en el país”, refiere el autor.
El caballo de Troya para colapsar el país
Antes de contemplar la invasión, Trump utilizó a Guaidó como caballo de Troya para implementar planes de sabotajes con el objetivo de hacer colapsar a Venezuela.
Usando a Guaidó, EEUU intentó una operación de bandera falsa para justificar la intervención. Ocurrió con el intento de invasión por Cúcuta, zona fronteriza con el occidental estado Táchira, bajo la falacia de una “ayuda humanitaria” que nunca existió, y para la cual Guaidó evitó utilizar los protocolos internacionales de la Cruz Roja y Naciones Unidas.
Las autoridades venezolanas denunciaron que, como parte del plan de sabotaje encabezado por Guaidó, mercenarios incendiaron los patios de transmisión de la Hidroeléctrica del Guri, que dejó sin luz por varios días a casi todos los estados del país, impidiendo que la población tuviera acceso a los servicios de agua, telefonía, Internet y telecomunicaciones.
Para ese momento, explicaron los voceros gubernamentales, el objetivo era mantener a la población en un estado permanente de caos y desesperación que derivara la ejecución justificada de un golpe de Estado contra el Gobierno de Maduro.
Otro plan fallido de la extrema derecha venezolana, auspiciada por Trump en su primer mandato, fue la Operación Gedeón. Se trató de una incursión por las costas venezolanas de por un grupo de mercenarios contratados para matar al presidente Maduro y atacar sedes de los poderes públicos.
¿Trump de nuevo hará lo mismo?
Hasta ahora, Trump no ha revelado detalladamente cuál será su política hacia Venezuela en este segundo mandato presidencial.
Sin embargo, diversos analistas coinciden en que el republicano se debate entre retomar la política de “máxima presión”, aunque fracasada en el pasado, o asumir una postura más pragmática con el gobierno de Maduro, considerado que Estados Unidos tiene dos claros intereses en el horizonte: abordar el tema migratorio venezolano y tener acceso autorizado y seguro de las cuantiosas reservas petroleras de Venezuela, frente al actual complejo tablero geopolítico mundial.
La incógnita se despejará desde este 20 de enero, cuando Trump asuma su segundo mandato presidencial.