«Nunca ha sido fácil la relación con EEUU para ningún Gobierno de México, pero considero que esta vez será más complicada en temas que cuestionen la credibilidad y la construcción [del proyecto de nación] hacia adelante, como el crimen organizado y el fentanilo», destaca.
«[Trump] mantendrá la idea de que México es un tercer país seguro para las deportaciones de migrantes irregulares de otras nacionalidades. Esto generará un conflicto de negociación al interior de México, donde se cuestionará cómo se gestionarán los recursos para, en caso dado, atender a esta población [migrante]», reflexiona el doctor en estudios políticos y sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Valeriano Ramírez Hernández.
«Será un vínculo muy ríspido. Trump tiene la intención de recuperar la hegemonía estadounidense y extenderla hacia México, así como sostener la subordinación de las naciones latinoamericanas», apunta Ramírez Hernández.
Lo que estará «en la cuerda floja»
Además del proyecto de nación, hay otras cuestiones que estarán latentes en la relación que sostenga Sheinbaum con Trump.
Algunos de los aspectos que ya ha comentado el político republicano son:
- Imposición de aranceles de 25% a productos mexicanos y canadienses, como una manera de presionar para frenar la migración irregular que arriba a suelo estadounidense.
- Cambiar el nombre de golfo de México a «golfo de América».
- Renegociar el acuerdo comercial T-MEC por presuntas prácticas que favorecerían a los productos chinos.
- Designar a los cárteles del narcotráfico como «organizaciones terroristas extranjeras» y, con ello, abrir la puerta para que EEUU emprenda algunas acciones militares en suelo mexicano.