La tensión comercial entre China y Estados Unidos ha alcanzado un nuevo nivel tras el reciente aumento de aranceles por parte de ambas potencias. Beijing respondió con fuerza a las medidas impuestas por Washington.
Lin Jian responde a Pete Hegseth
La postura de Jian no solo estuvo dirigida a las medidas económicas. También respondió con dureza a las recientes declaraciones del secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, quien afirmó que Estados Unidos está «preparado para entrar en guerra con China», en caso de que las tensiones se intensifiquen.
“Estas declaraciones atacan maliciosamente a China y buscan sabotear la cooperación entre países. Reflejan claramente la naturaleza dominante e intimidatoria de Estados Unidos”, respondió Lin Jian desde la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores en Pekín.
En paralelo, Lin Jian también salió en defensa del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien recientemente fortaleció los lazos diplomáticos y comerciales con Beijing. Ante las críticas de EE.UU. por este acercamiento, el portavoz chino respondió con contundencia: “Estados Unidos está tratando de estrangular las gargantas de todos los países utilizando los aranceles”.
Los analistas consideran que esta nueva ola de tensiones representa no solo una disputa comercial, sino una batalla por el liderazgo geopolítico en un mundo cada vez más multipolar. Mientras que Washington acusa a China de prácticas desleales, espionaje tecnológico y manipulación de mercados, China sostiene que las medidas estadounidenses son un reflejo de su estrategia de contención y dominación global.
Pese al clima de confrontación, el presidente chino Xi Jinping ha reiterado el compromiso de China con el diálogo, siempre y cuando se dé en condiciones de respeto e igualdad. “Esperamos que Washington regrese al camino correcto del respeto mutuo, la cooperación beneficiosa para ambos y el manejo adecuado de las diferencias”, señaló.
Impactos globales económicos
El impacto económico de esta nueva ronda de aranceles aún está por evaluarse en detalle, pero ya se prevé un aumento en los precios de bienes importados y posibles interrupciones en las cadenas de suministro globales, afectando a terceros países que dependen de los mercados chino y estadounidense.
En este contexto, el llamado al diálogo por parte de China, aunque enmarcado en condiciones de reciprocidad y respeto mutuo, sugiere que aún existe margen para la desescalada. Sin embargo, el tono desafiante de ambas partes indica que el conflicto está lejos de resolverse. De continuar esta dinámica, podría consolidarse un nuevo escenario de confrontación prolongada, en el que las decisiones comerciales se conviertan en herramientas clave de presión geopolítica.
El conflicto se reavivó luego de que Estados Unidos anunciara un incremento arancelario del 145% a varios productos chinos, decisión que fue recibida con una respuesta recíproca por parte de China, elevando sus aranceles al 125% sobre mercancías estadounidenses. Estas decisiones marcan una nueva etapa en la guerra comercial, afectando directamente a sectores industriales, tecnológicos y agrícolas de ambas naciones.
En una rueda de prensa el portavoz chino denunció que Estados Unidos está recurriendo a «medidas coercitivas unilaterales» para ejercer presión sobre China y otras naciones.
“No hay vencedores en una guerra arancelaria”, afirmó Lin, según lo reportado por El País. “Los hechos han demostrado en repetidas ocasiones que iniciar guerras comerciales y levantar barreras arancelarias no resuelven los problemas internos de Estados Unidos”, añadió.