El resultado de la segunda vuelta presidencial en Ecuador ha desatado una ola de denuncias y repudios tanto dentro como fuera del país. Diversas figuras políticas, analistas y organizaciones nacionales e internacionales alertan sobre un fraude electoral que favorece al candidato derechista Daniel Noboa.
El expresidente Rafael Correa cuestionó la legitimidad del conteo en provincias clave como Guayas: “A no ser que haya habido un cataclismo, es IMPOSIBLE que disminuyan votos. Pregunten a cualquier experto en la materia”, escribió en X.
Por su parte, Andrés Arauz, secretario general de Revolución Ciudadana, denunció que el Consejo Nacional Electoral (CNE) está procesando actas sin las firmas obligatorias del presidente y secretario de mesa, lo que infringe el artículo 127 del Código de la Democracia. “En todos los casos, esas actas favorecen a Noboa”, advirtió.
La indignación cruzó fronteras. El expresidente boliviano Evo Morales expresó su apoyo a Luisa González y pidió a los observadores internacionales evitar que “se repita un atropello como el de Bolivia en 2019”.
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Desde Europa, la eurodiputada Irene Montero advirtió que “la voluntad del pueblo ecuatoriano debe ser respetada”, mientras que Enrique Santiago, del Partido Comunista de España, exigió una auditoría independiente tras lo que calificó como un resultado contradictorio con las encuestas y el conteo preliminar.
El Colectivo Internacional de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), como veedor internacional, documentó múltiples irregularidades que configuran un fraude electoral estructural en la segunda vuelta presidencial.
«No enfrentamos simples errores administrativos, sino un plan orquestado para imponer por la fuerza un proyecto autoritario al servicio de élites económicas e intereses extranjeros»», señaló el colectivo en su informe.
