El 14 de diciembre de 2023, los presidentes de Venezuela y Guyana firmaron el Acuerdo de Argyle en San Vicente y las Granadinas. Este acuerdo, que consta de 11 puntos fundamentales, establece el compromiso de ambas naciones de abstenerse de amenazas directas o indirectas, evitar el uso de la fuerza en cualquier circunstancia y no escalar el conflicto.
Asimismo, ratifica que cualquier diferencia debe resolverse conforme al derecho internacional, incluyendo especialmente el Acuerdo de Ginebra de 1966. Sin embargo, Guyana ha incumplido lo firmado.
A pesar de que el primer ministro Mark Phillips, dijo recientemente en la Cumbre de CELAC en Tegucigalpa, que estaban comprometidos con el acuerdo de Argyle. «Guyana ha cumplido sus compromisos bajo la declaración y seguirá cumpliéndolo en búsqueda de una buena vecindad, coexistencia pacífica y la unidad de Latinoamérica y el Caribe. Nuestra soberanía y la integridad de nuestro territorio, sin embargo, sigue siendo amenazada», señaló el representante guyanés.
Sin embargo, los hechos dicen lo contrario. Menos de dos semanas después del acuerdo, permitió la entrada de un buque de guerra británico, el HMS Trent, en aguas que aún no están oficialmente delimitadas. Esto fue visto como una provocación directa. Además, el gobierno guyanés autorizó a la empresa ExxonMobil a perforar pozos petroleros en zonas marítimas que Venezuela reclama como propias.
Como si esto fuera poco, Guyana también ha dado paso a la presencia militar de Estados Unidos en el área en disputa. Ha instalado bases del Comando Sur y construido un aeródromo militar, acciones que elevan el riesgo de un conflicto en la región.
Ante esta situación, el presidente venezolano Nicolás Maduro ha denunciado estas acciones como una amenaza a la paz. Además, comparó a Irfaan Ali con Zelensky, presidente de Ucrania, acusándolo de seguir órdenes externas y de buscar apoyo militar en lugar de diálogo.
Pese a todo esto, Venezuela insiste en su compromiso con la paz y la diplomacia. Ha pedido reactivar el Mecanismo de Argyle para volver al camino del diálogo. También hace un llamado a la comunidad internacional para que esté atenta y ayude a frenar estas provocaciones que ponen en peligro la estabilidad de toda América Latina y el Caribe.