Seguro que alguna vez has estado en contacto con el helio. Si no ha sido en una fiesta donde los globos ondeaban sujetos por una cuerda, ha sido aspirando el aire de uno para hacer que tu voz suene aguda como la de unos dibujos animados. Pero lo que muchos no saben es que este elemento, que parece tan común y divertido, está en riesgo de «extinguirse» en nuestro planeta.
A diferencia de otros recursos que pueden regenerarse o encontrarse fácilmente, el helio es un gas escurridizo y sus reservas naturales se están agotando a un ritmo alarmante.
El helio es el segundo elemento más ligero y abundante en el universo, justo detrás del hidrógeno. Es incoloro, inodoro, no tóxico y tiene propiedades únicas y muy valiosas que lo hacen indispensable en varias industrias. Pero, a pesar de su cotidianidad, en la Tierra es muy raro. Esto se debe a que el helio no se «crea» de manera directa en nuestro planeta; la gran mayoría proviene del proceso de desintegración radiactiva de elementos como el uranio y el torio, que liberan pequeñas cantidades de helio durante miles de años.
¿Por qué es tan importante el Helio?
Aparte de su uso en globos, el helio tiene aplicaciones muy importantes en la ciencia y la experimentación. Se utiliza en la investigación criogénica, ya que al enfriarse, alcanza temperaturas extremadamente bajas sin congelarse, lo que lo convierte en un refrigerante ideal para mantener frías máquinas como los imanes superconductores utilizados en las máquinas de resonancia magnética. También es esencial en la industria espacial, donde se usa para purgar y presurizar los tanques de combustible de cohetes, y en la fabricación de semiconductores, fundamentales para nuestros dispositivos electrónicos.

El gran problema con el helio es que es demasiado ligero. Debido a su baja densidad y su carácter inerte, no se combina fácilmente con otros elementos, y si se libera en la atmósfera, se escapa con facilidad hacia el espacio. En términos sencillos, una vez que el helio se libera, ya no vuelve a la Tierra. Esto significa que, cada vez que inflamos un globo y dejamos que el helio se disperse en el aire, ese gas se pierde para siempre en el vacío del universo.
A diferencia de otros recursos naturales que se pueden regenerar o reciclar, el helio no se puede recuperar una vez que se ha escapado. Esto lo convierte en un recurso no renovable, y su explotación excesiva puede llevarnos a un futuro donde el helio simplemente ya no esté disponible para las aplicaciones críticas en las que se necesita.
Las reservas de helio en la Tierra se encuentran principalmente en depósitos de gas natural, donde está atrapado junto a otros gases. Sin embargo, su extracción y almacenamiento son complejos y costosos, y no todas las reservas de gas natural contienen helio en cantidades significativas. De hecho, se estima que las reservas accesibles de helio se están agotando rápidamente. Si seguimos al ritmo actual de consumo, algunos científicos predicen que podríamos enfrentar una escasez crítica de helio en las próximas décadas.
¿En peligro de extinción?
Puede sonar extraño hablar de un gas en peligro de extinción, pero la situación del helio se aproxima a esa realidad. Aunque es común en el universo, su presencia en la Tierra es limitada, y su tasa de producción es mucho menor que la velocidad a la que lo consumimos. Las fuentes naturales de helio, principalmente en Estados Unidos, Qatar y Argelia, están bajo presión, y no hay alternativas claras para reemplazar este valioso gas en sus múltiples aplicaciones.
Además, la extracción del helio no es infinita. Los depósitos subterráneos que lo contienen son finitos, y aunque algunos países están buscando nuevas fuentes, estas exploraciones requieren inversiones masivas y años de desarrollo. Mientras tanto, el uso descontrolado del helio, tanto en industrias esenciales como en eventos recreativos, sigue agotando las reservas.
Este escenario ha generado preocupación en la comunidad científica y ha llevado a algunos gobiernos a tomar medidas para racionar el uso de helio y promover su reciclaje en las industrias donde sea posible. Sin embargo, estas medidas aún son limitadas y la demanda sigue en aumento, impulsada por el crecimiento de sectores como la salud, la investigación espacial y la tecnología avanzada.

Un futuro sin helio
Para evitar un escenario en el que el helio se convierta en un recurso inaccesible, es fundamental que tomemos medidas a nivel global. En primer lugar, es necesario aumentar la conciencia pública sobre la importancia del helio más allá de su uso en globos y fiestas. Su valor en la ciencia, la medicina y la tecnología lo convierte en un recurso estratégico que debemos preservar.
En segundo lugar, se deben promover esfuerzos de reciclaje en las industrias que utilizan helio de manera intensiva. Aunque el helio que se libera en la atmósfera se pierde, muchos de sus usos industriales permiten capturarlo y reutilizarlo, lo que reduciría el ritmo de agotamiento de las reservas.
Finalmente, es vital fomentar la inversión en investigación para desarrollar alternativas tecnológicas que puedan sustituir el helio en ciertas aplicaciones. Por ejemplo, se están estudiando refrigerantes alternativos para máquinas de resonancia magnética y otros procesos industriales, aunque hasta ahora no se ha encontrado nada que iguale sus propiedades únicas.