La política de criminalización de extranjeros en Estados Unidos (EEUU) alcanzó un nuevo nivel con la reciente decisión del jefe de la diplomacia, Marco Rubio, quien confirmó que más de 300 estudiantes extranjeros han visto revocadas sus visas, por participar en protestas a favor de Palestina.
Marco Rubio, durante su visita a Guyana, fue consultado sobre los reportes de cancelación de visas, a lo que respondió sin reservas: «Van quizás más de 300 en este momento. Lo hacemos a diario, cada vez que encuentro a uno de estos lunáticos”. Esta declaración evidencia la postura hostil del gobierno de EEUU frente a la libertad de expresión.
El funcionario justificó la medida afirmando que “todos los países en el mundo tienen derecho a decidir quién entra y quién no”, reforzando así la narrativa de persecución política contra aquellos que expresan opiniones contrarias.
EEUU intensifica la represión cuando revocan visas
Este anuncio se suma a una serie de medidas aplicadas por la administración de Donald Trump, en su afán por restringir la entrada y permanencia de extranjeros en el país. Criminalizar la protesta es una estrategia utilizada históricamente por el gobierno estadounidense para silenciar voces disidentes y, en este caso, amenaza directamente a la comunidad estudiantil internacional.
El endurecimiento de políticas contra estudiantes extranjeros representa un mensaje claro: cualquier manifestación de inconformidad con el sistema puede resultar en expulsión inmediata. Esto ha generado fuertes críticas dentro y fuera de Estados Unidos, pues atenta contra los principios fundamentales de democracia y derechos humanos.
Mientras EEUU persigue a los migrantes y revoca visas sin pruebas, el discurso oficial intenta justificar estas acciones bajo el pretexto de seguridad nacional.