La deportación masiva de migrantes en Estados Unidos no se limita a los ciudadanos venezolanos, como actualmente se percibe en los medios, sino que afecta a personas de diversas nacionalidades.
Más de 11 millones de indocumentados, sin importar el tiempo de residencia o los esfuerzos por regularizar su estatus, enfrentan un destino incierto debido a las políticas de la administración de Donald Trump, que cada vez se vuelven más arbitrarias y deshumanizantes.
Un caso reciente es el de Gladys y Nelson González, una pareja colombiana que vivió en California durante más de 35 años. Durante una cita rutinaria con el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) para regularizar su situación migratoria, fueron detenidos y deportados, dejando atrás a sus tres hijas, todas ciudadanas estadounidenses.

Una situación que, según denuncian organizaciones de derechos humanos y las propias familias afectadas, se ha vuelto cada vez más común.
Deportaciones inhumanas
En enero, en medio de un impasse con el gobierno estadounidense, el presidente colombiano Gustavo Petro condenó el carácter racista y supremacista de las deportaciones de Donald Trump, al compararlas con los procesos del régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial, que deportaba a judíos y otras minorías a campos de concentración.
Por su parte, el ministro del Interior de Venezuela, Diosdado Cabello, alertó que las deportaciones masivas se extenderán a otros países, e instó a un esfuerzo conjunto para defender a los migrantes que están siendo objeto de abuso por parte de EEUU.
Sin embargo, advirtió que, dado el evidente silencio de la ONU, la OEA e incluso la CELAC desde el inicio de esta persecución, no se espera que estos organismos se pronuncien en defensa de los afectados.
En contraste, organizaciones como el Centro de Investigación y Elaboración para la Democracia (CRED), y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), asi como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), han alzado su voz para condenar estas prácticas y exigir el respeto de los derechos humanos de los migrantes, quienes continúan siendo víctimas de un sistema que, en lugar de protegerlos, los expulsa sin ningún tipo de consideración.
Además, desde Venezuela se llevan recolección de firmas y masivas movilizaciones en apoyo a los venezolanos secuestrados en el Salvador, y para presionar a la comunidad internacional a tomar acción contra la persecución y criminalización de la migración.