
El reciente acuerdo entre los presidentes, Donald Trump, y Vladímir Putin, para una resolución alto el fuego en el conflicto con Ucrania ha generado una ola de reacciones internacionales, caracterizadas por el escepticismo y la cautela.
El pacto, alcanzado tras una conversación telefónica de más de dos horas el 18 de marzo de 2025, establece una tregua de 30 días centrada en detener los ataques mutuos a las infraestructuras energéticas.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, expresó su desconfianza respecto al compromiso ruso con el cese de hostilidades. Aunque apoya cualquier iniciativa que detenga los ataques a infraestructuras críticas, Zelenski destacó que las alarmas antiaéreas aún resonaban en Kiev tras el anuncio del alto el fuego.
Del mismo modo, el presidente ruso acusó a Ucrania de continuar con los ataques pese a que ya había dado la orden de no atacar las infraestructuras ucranianas.
Durante una visita a Finlandia, Zelenski solicitó una conversación directa con Trump para comprender en detalle los términos del acuerdo.
Desde Bruselas, la alta representante de Política Exterior de la Unión Europea, Kaja Kallas, acusó a Rusia de no negociar de buena fe y de mantener su ofensiva en Ucrania, señalando ataques recientes que afectaron infraestructuras energéticas y hospitales. Kallas enfatizó que Putin «no es de fiar» y criticó la falta de concesiones por parte de Rusia tras la llamada con Trump.
Entretanto, Donald Trump alaba al presidente ruso por su compromiso y disposición para alcanzar la paz e incluso mencionó que Putin le dijo durante la llamada “Confío en usted como un amigo y odiaría verlo como un enemigo”.
El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, en la misma retórica de toda la UE, compartió el escepticismo respecto al acuerdo, afirmando que los ataques rusos no cesaron a pesar del alto el fuego. Pistorius subrayó la necesidad de que Trump obtenga mayores concesiones del Kremlin para avanzar hacia una paz sostenible.
Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, insistieron en que Ucrania debe ser incluida en cualquier negociación de paz. Ambos líderes expresaron su apoyo a Kiev y destacaron la importancia de una solución que respete la soberanía e integridad territorial de Ucrania.
El primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, también se pronunció, destacando la necesidad de que cualquier acuerdo incluya a Ucrania y refleje las aspiraciones del pueblo ucraniano. Starmer reafirmó el compromiso del Reino Unido con la defensa de la soberanía ucraniana y su apoyo continuo en materia de seguridad y asistencia humanitaria.
Mientras tanto, China celebró la llamada entre Trump y Putin, afirmando que el diálogo es la «única salida» a la crisis en Ucrania. El portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Guo Jiakun, señaló que China seguirá realizando esfuerzos en pro de la paz y jugará un papel constructivo para poner fin al conflicto.
En el ámbito interno de Estados Unidos, la llamada entre Trump y Putin ha generado críticas y preocupación. Algunos analistas políticos consideran que el presidente estadounidense podría estar cediendo terreno a Rusia sin obtener garantías sólidas para Ucrania.
En Kiev, la población recibe el anuncio del alto el fuego con cautela. Muchos ciudadanos dudan de la sinceridad de Rusia mientras otros la aplauden y piden a la UE no intervenir en el proceso de paz.