Científicos detectaron cerca de 200 animales infectados con el virus de la gripe aviar altamente patogénica en nueve tipos de aves y cuatro mamíferos
En total fueron 188 animales de 13 especies, que analizaron los científicos españoles que lideraron una expedición en la Antártida y en los que descubrieron la presencia del virus de la gripe aviar altamente patogénica (HPAI H5N1), de acuerdo a una publicación hecha por el medio especializado Climática.
Los científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que es la mayor institución pública dedicada a la investigación en España recorrieron durante seis semanas, entre enero y febrero el mar de Weddell y la península antártica occidental. En los datos obtenidos en 2025 y reportados oficialmente “solo incluían un ejemplar muerto”. El informe presentado por la expedición es el “más completo hasta la fecha sobre la dispersión de esa enfermedad en la Antártida”, según Climática, y servirá para diseñar medidas que permitan evitar la transmisión de la infección.
Las especies afectadas
El patógeno fue detectado en nueve tipos de aves, “como los pingüinos de Adelia, barbijo y papúa, cormoranes antárticos, gaviotas o skuas (págalos); y cuatro mamíferos, como el lobo antártico y las focas cangrejeras, de Weddell y leopardo. Encontraron numerosos cadáveres del skua, y los científicos temen que “esta ave pueda incluso llegar a desaparecer”.
Encontraron que en los animales muertos el virus estaba presente en el 50% de los casos analizados, con una “carga viral muy alta, lo que indica un riesgo de exposición al virus en la zona cercana a los cadáveres”.
Según reportaron en el estudio, registraron “más de 1.300 animales, tomaron más de 3.000 muestras y realizaron pruebas PCR a 745 ejemplares. “El virus se ha encontrado en 24 localizaciones, lo que supone que está completamente extendido a lo largo de toda la península”.
Y resaltan que encontraron el virus circulando entre animales vivos asintomáticos, en concreto en pingüinos, aunque entre estos la mortalidad no es alta.
En algunas de las especies, como la foca leopardo, la foca cangrejera o los cormonares, es la primera vez que se detecta el virus.
Los únicos que en esta ocasión no han dado positivo son los elefantes marinos.
El estudio servirá para informar a los programas polares nacionales y a los buques turísticos para que se tomen medidas que eviten “la transmisión de la infección por medios humanos y, sobre todo, el contagio de las personas”.