Los dirigentes árabes adoptaron el martes un plan para la reconstrucción de la Franja de Gaza y el retorno de la Autoridad Palestina, presentado como alternativa al de Donald Trump, que prevé que Estados Unidos asuma el control de ese territorio devastado por la guerra.
Reunidos en El Cairo, los líderes de los países de la Liga Árabe advirtieron contra los intentos «inmorales» de desplazar a los gazatíes y pidieron unificar a los palestinos bajo el paraguas de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), excluyendo de facto al movimiento islamista Hamás, que no forma parte de ella.
Así, acordaron crear un fondo destinado a financiar la reconstrucción de Gaza, devastada por 15 meses de conflicto entre Israel y Hamás, y pidieron que la comunidad internacional contribuya.
No obstante, el plan probablemente se tope con la oposición de Israel, que prometió eliminar a Hamás y descartó cualquier eventual papel en Gaza para la Autoridad Palestina, que gobierna con limitaciones en Cisjordania ocupada.
Egipto presentó un proyecto por 53.000 millones de dólares para reconstruir la Franja en cinco años, un plazo equivalente al estimado previamente por de la ONU.
El presidente egipcio, Abdel Fatah al Sisi, declaró que el plan garantizaría que los 2,4 millones de gazatíes puedan permanecer en sus tierras, mientras que la iniciativa de Trump plantea su expulsión a Egipto y Jordania para hacer de Gaza la «Riviera de Oriente Medio».
Sin embargo, evitó criticar la propuesta del presidente estadounidense, que despertó indignación internacional a principios de febrero.
«Cualquier intento inmoral de desplazar al pueblo palestino o […] de anexionar una parte de los territorios palestinos ocupados sumiría a la región en una nueva fase de conflictos» en Oriente Medio, advirtieron los participantes de la cumbre en su comunicado final.
Plan en 3 etapas
El nuevo plan árabe para reconstruir Gaza se desarrollaría en tres fases.
- Primero habría un período inicial de unos seis meses, llamado etapa de recuperación temprana, durante el cual se comenzarían a limpiar las enormes cantidades de escombros y municiones sin explotar.
Las dos etapas siguientes durarían varios años.
- Durante ese tiempo, los palestinos desplazados, que se estiman en 1,5 millones, serían alojados temporalmente en casas contenedores.
- La segunda para construir, entre otros, un puerto comercial y un aeropuerto.
Las fotografías del documento las presentan como unidades de vivienda bien construidas y diseñadas, situadas en zonas con bonitos jardines.
La ONU afirma que el 90% de las viviendas en la Franja de Gaza han sido dañadas o destruidas. Las escuelas, hospitales, sistemas de alcantarillado, líneas eléctricas, y toda la infraestructura básica para una vida que valga la pena vivir están bajo las ruinas
¿Elecciones en un año?

Por su parte, el ministro egipcio de Relaciones Exteriores, Badr Abdelatty, dijo posteriormente a la prensa que su país buscará el apoyo de los países musulmanes durante una cita de emergencia de cancilleres de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI), el viernes en Yedá.
«También buscaremos respaldar este plan para que sea un plan árabe y un plan islámico», indicó Abdelatty.
El grupo islamista Hamás tomó el poder de Gaza en 2007, tras expulsar a la Autoridad Palestina, dirigida por Mahmud Abás.
«El Estado de Palestina asumirá su responsabilidad en la Franja de Gaza a través de sus instituciones gubernamentales y se formó un comité de trabajo con ese fin», afirmó ante la cumbre Abás, de 89 años.
El mandatario palestino, en el cargo desde 2005, se dijo dispuesto a organizar elecciones presidenciales y legislativas en los Territorios Palestinos «el próximo año», si «se dan las condiciones apropiadas».

Hamás «aceptó» por su parte el plan árabe y la creación de un comité encargado de gestionar el territorio después de la guerra.
Pero Israel sostuvo que el plan árabe «no aborda las realidades» y criticó su dependencia de la Autoridad Palestina y la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA).
«Ambos han demostrado repetidamente corrupción, apoyo al terrorismo e incapacidad en resolver el problema», indicó el Ministerio de Relaciones Exteriores israelí en un comunicado.
La cumbre de la Liga Árabe en El Cairo coincidió con el estancamiento de las negociaciones entre Hamás e Israel sobre las próximas etapas del alto el fuego que empezó el 19 de enero en Gaza.
La primera fase de la tregua terminó el pasado fin de semana y la segunda debe llevar a un alto el fuego permanente.
Pero Israel exige una «desmilitarización total» de Gaza, la salida de Hamás del territorio y la devolución de los rehenes secuestrados en los ataques del 7 de octubre de 2023 en Israel, que desataron la guerra en la Franja.
Hamás rechazó estas condiciones al tiempo que Israel anunció la suspensión de la entrada de bienes y suministros al territorio palestino.
«Las armas de la resistencia son una línea roja […], una cuestión no negociable», declaró el martes a la AFP uno de los jefes del grupo, Sami Abu Zuhri. «Cualquier conversación sobre la deportación de los combatientes de la resistencia o de nuestro pueblo será rechazada» de antemano, agregó.
El ataque de octubre de 2023 dejó 1.218 muertos en el lado israelí, la mayoría civiles, según un recuento de la AFP basado en datos oficiales e incluyendo los rehenes muertos o asesinados en cautiverio.
La respuesta del ejército israelí ha causado al menos 48.405 fallecidos en Gaza, en su mayor parte civiles, de acuerdo con datos del ministerio de salud de Hamás, considerados fiables por la ONU.
«Punto de partida» pese a desacuerdos y ambigüedad
La cumbre de emergencia del martes pareció mostrar armonía entre los miembros de la Liga Árabe, o al menos entre los presentes en la sala. Los gobiernos de toda la región emitieron declaraciones en las que reiteraban su apoyo a la propuesta egipcia, lo que podría bastar para alejar de momento las controvertidas ambiciones de Trump.
Sin embargo, a puerta cerrada, funcionarios jordanos manifestaron a ‘Euronews’ su preocupación por la falta de asistencia de líderes de países clave de la región. Rápidamente contrastaron esta situación con la del rey jordano, que, según ellos, se ha mostrado «dispuesto a estar presente en cada oportunidad para resolver la crisis».
Abdullah fue el primer (y hasta la fecha único) líder árabe en reunirse con Trump, donde habló de los planes para Gaza. Sin embargo, no todos estaban contentos. El líder argelino Abdelmadjid Tebboune se retiró airadamente de la cumbre de El Cairo, y la agencia de prensa oficial del país informó de que estaba «profundamente preocupado» después de que miembros del Consejo de Cooperación del Golfo se reunieran con líderes jordanos y egipcios en Riad el 21 de febrero para celebrar una «minicumbre» sobre Gaza.
Argelia afirmó que esto equivalía a que el «proceso estaba siendo monopolizado por un grupo estrecho y limitado… como si el apoyo a la causa palestina se hubiera convertido en el derecho exclusivo de unos pocos elegidos». Mientras tanto, los líderes de algunos de los países a los que Argelia señaló con el dedo también se mantuvieron al margen. En particular, el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed Bin Salman, y el líder de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Mohammed bin Zayed Al Nahyan, no estuvieron presentes en El Cairo.
Alghannam lo achaca en parte al dinero. «Ambos líderes han sido centrales en discusiones anteriores, particularmente en Riad, y pueden haber visto la cumbre de El Cairo como menos decisiva o redundante. Arabia Saudí y los EAU, con su considerable influencia económica y política, podrían preferir ejercer su influencia en entornos más reducidos y controlados«, afirmó, mencionando la reunión de Riad.
Schenker fue más directo en su análisis. «Estos países, Arabia Saudí y EAU en particular, ya no son el cajero automático del mundo árabe. Y con los precios del petróleo a 70 dólares el barril, no creo que se sientan especialmente boyantes estos días en ningún caso», afirmó. Sin embargo, a pesar de los desacuerdos y la ambigüedad reinante, Fakih y muchos otros siguen considerando que la propuesta de la Liga Árabe, respaldada unánimemente, es un logro y algo a partir de lo cual seguir trabajando. «Es un punto de partida para el debate», concluyó Fakih, «lo veo como una moneda de cambio».